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domingo, agosto 13, 2006

“Concepción subjetivista del derecho comercial”

Bueno, hoy me he enterado que hay direcciones generales y “ministerios de” para todo. Es mas, sabido es que hasta para plantar perejil en su casa, indiferente sea el lugar (interior (en maceta) o exterior) se requiere de un permiso especial, y el Estado (en la clase, la profe lo escribe con mayúscula en el pizarron), controlará su producción. También se llevará un porcentaje que el intendente, o en su defecto los miembros de ese “ministerio de” utilizaran para hacer pestos o condimentar a su gusto cualquier otra comida.
También hay normativas para todo. La mas extraña es la que regula la cantidad de chuequera que puede tener una persona, y cual es el punto de exceso que podría agredir el panorama del resto de los civiles. Por supuesto que el candidato deberá abonar por si misma los insumos de la ortopedia.
Derecho es una clase interesante. Uno aprende pila de cosas pilamente interesantes. Seguro ke si. Hoy es la primera clase del segundo semestre y nos han cambiado de profesora. Yo golpeé y no me abrió la puerta. Entonces entre como periquito por mi casa. Con lo ke pago, debería haber un portero, y debería poder asistir de pantuflas. También debería haber un speto corrido en la cantina, en vez de cobrarme hasta el agua caliente. Y el dueño debería irme a buscar a casa en su lindo mustang violeta. Me enferma pensar ke mi cuota debe ser destinada al seguro del auto y a la nafta ke seguro es supermegapremiumrefinada, nada de gasoil o kerosén.
Punta del este apesta. No apesta de mal olor como las calles de mi barrio, tienen otro apestor. Uno que uno lo huele con los ojos y hace ke automáticamente se le frunza el ceño, se le arrugue la nariz y piense puaj. Es como estar en un reality show, solo ke sin publico y sin camaras. Ni ke hablar de la noche. Las estrellas andan caminando al lado de uno, y hay tantas putas luces ke en el cielo parecería no haber ninguna.
Pero hoy cuando llegué, mientras juntaba valor en la puerta del instituto (con minúscula para restarle rimbombancia), habían unas pendejillas al lado mío. Yo cantaba una canción para mis adentros (y para mis afueras), (en realidad para mis adentros sonaban todos los instrumentos, por fuera solo cantaba) con las más oscuras intenciones de no escucharlas. Pero una frase me llamó sumamente la atención, y creo que nunca podrían haber dicho algo más y tan inteligente la verdad. Entre con mas ganas de llegar y sentarme a escribir esto, y sin duda con un estado anímico mucho mas elevado al con el cual bajé del ómnibus. La pendejilla le dijo a las otras dos kon las ke estaba “no puedo ser mas imbécil”.
Ke fea tos tengo.Y la profesora esa, creo ke se hizo ese chaleco con una colcha de mi casa.

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