riiiiiing!!!

	Riiing! Riiiiing!!! El despertador sonaba ruidoso y no lo apagaban. Su esposa estaba en otra habitación, preparando unos bokadillos para el viaje. Él, por otro lado, había empezado a festejar antes de lo konvenido, y para estas horas ya estaba bastante tokado. ¿para ke karajo sonaba la alarma a las 23:50? Seguro ke era para rekordar algo...pero ke? Un hombrecillo pekeño terminó de envolver un pakete y lo kolokó en una gran bolsa. Otro entró por la puerta y anunció algo asi komo ke estaba todo listo, pero a él le kostó entender porke su kabeza estaba mui enredada. Demasiado ke le kostaba estar parado sin kaerse, rascándose la panza (ke a propósito era mui voluminosa). Pensaba, pensaba, pensaba... y nada. ¿Ke tenía ke akorarse hoy, 24 de diciembre a las 23:50? Miró hacia la puerta tratando de enfokar para ver un montón de manchas. Se esforzó mas y puso toda su koncentración en eso para ver un montón de gente expectante a un gran akontecimiento. Estaba alucinando: una graciosa criaturilla brinkaba y tenía algo en la nariz... un foko rojo? Ke kuernos estaba viendo? si, sin duda estaba alucinando. Kaminó hacia la puerta y todos esos hombrecillos pekeños aplaudieron celebrando y riendo, algunos tomados de la mano entonando una kanción. En la pared estaba kolgado un uniforme rojo y sus botas, komo si estuviesen prontas para al salir, ponérselas. Y allí estaba, Papá Noel deskoncertado y borracho, a las 23:55, dio media vuelta y se fue a dormir. -el año ke viene no le den tanta sidra- agregó la esposa, y Rudolf apagó su nariz.