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domingo, noviembre 13, 2005

mistika espiral de la vida (reeditado)

jack se dirigió hacia la puerta. Esta vez estaba decidido. Iba kon todas sus ganas. Eran tantas ke parecían ke se le iban a escapar.
Jack era un buen tipo. Trabajador y kon mucha voluntad, dirían, ponía las mismas ganas en todo, en repetir la misma tediosa rutina. Y esta vez se sentó a analizarlo. Estaba frente a este dilema del kual no se había percatado por 36 años. Toda su vida habia vivido para los demás. Tenia un buen libro en las manos, de José enrique rodó, el mismo ke estoi leyendo. Se sentía profundamente compenetrado en su tarea. El ponía ganas mientras pensaba. Y miraba la tapa del libro. Leer le quitaría concentración para pensar. Incluso llego a pensar en suicidarse. En verdad su vida era tan deprimente, ke ni esto disfrutaba. Estaba solo por un rato. El rato en ke tenia rato para pensar. Pero tampoco pensaba tanto siempre. A veces ni pensaba. Se akordaba de alguna buena aventura, o simplemente pensaba en las buenas tetas de luciana Salazar. En verdad que era deprimente. En la kocina su mujer le preparaba algo para almorzar antes de ir a trabajar. Su mujer cocinaba a esa misma hora todos los dias. Es mas, a veces parecia ke cocinaba hasta lo mismo. Komer era la misma “tarea” todos los días. Es ke ya era una tarea. Luego se despedía de su mujer, veía entrar a la nena de la escuela y se iba. Era exactamente lo mismo, si. Ahí es kuando comenzó a estudiar si es ke en verdad el universo no se había detenido en el mismo día para toda la eternidad y el se vería obligado a repetir esa rutina komo venia haciendo. Un momento, recordó ke esto no podía ser ya ke los domingos tomaba mate descalzo frente al televisor. Veía alguna película. Bien. Su perro le recibía todos los días mientras bajaba del auto. El mismo perro, de la misma manera. Hasta se percató que el estaba sentado de la misma manera, y ke probablemente en verdad todos los días mientras miraba la tapa de algún libro, o leía sin prestar atención pensaba lo mismo. Era komo estar frente a dios siendo juzgado. Pero al levantarse y tirar la cadena se olvidaba de lo ke pensaba para volver a la “normalidad”. Y eso hizo, frente a la mística espiral de la vida, se levantó, y tiró la cisterna.






teodoro.

Teodoro tenía siete años, un niño bastante particular. No hablaba kon los otros niños. Es mas, no hablaba kon nadie.
De bebé no habló, solo lloraba y eructaba, pero no producía mas sonidos con la boca. Era preocupante, pero luego de tratarlo, concluyeron en ke estaba bien. No tenía ningún retardo. Solo no keria hablar. Miraba a los padres, a los tíos, a los hermanos, no kon indiferencia pero kon silencio. Silencio. En el jardín, se limitaba a colorear, coloreaba mejor. Pero no hablaban. Allá afuera jugaban los niños, kon la pelota, kon autitos, kon muñecos, kon barro. Teodoro miraba. Kallado. Ke pasaría por su inocente kabezita? Las maestras se acerkaban, le hablaban, le besaban la cabeza y le regalaban un karamelo. Un karamelo no solucionada las kosas. Un karamelo no era mas ke un karamelo. Un karamelo no endulza la vida. Solo la boka, y kuando la boka no se usa es kasi lo mismo ke la nada. Aunke a lo mejor, uno nunca sabe, a lo mejor a Teodoro le kausaba alguna satifaccion especial. Lamento no ser un narrador omnisapiente para poder conformarlos. Simplemente de la misma manera krecio Teodoro. En la eskuela fue exactamente lo mismo. Si bien ke era brillante, ,eso solo se sabia en las evaluaciones, por ke nunca se expresaba oralmente. Las maestras acostumbraron buscarlo kon la mirada. Dijieron de mandarlo a una eskuela especial. Al psicólogo, es mas, lo mandaron, aunke fue en vano. Era komo si fuese mudo. Así pues, estaba en sus siete años, kuando lo vi. Estaba solo, en un terreno baldío, jugando kon su sombra. Estaba hablando kon su sombra. Me estremeció un poko, me impactó ver akel espectáculo. Teodoro sonreía, sentado sobre el suelo, acariciaba su sombra. Era bello. Era extremadamente bello. Era komo si se komplementaran. Era komo si... su sombra realmente estuviese viva. A lo mejor lo estaba. A lo mejor yo no lo supe ver.
Akella tarde le seguí y le espié por la ventana. No me pude contener. El niño estaba sentado en el medio de la habitación. Movía los brazos y la manos al son de una canción ke tarareaba. Lo hacia kon gracia. Tanto ke uno deseaba estar allí observándolo por siempre. Jugaba kon su sombra. Era kasi mágico. Perfecto. Encerraba todo. Todo lo ke yo no keria en mi vida parecía no existir, viendo al niño feliz. El resto se había borrado, olvidado, era komo si el resto del universo se hubiese detenido y yo me pude parar a observar, contemplar, vivir. Sonreía, y parecía brillar. Por eso kreo ke estaba feliz. Bailba kon su sombra. Era komo si por una vez el cirkulo cerraba por kompleto. Saltaba y daba vueltas, y reía. Solo. Solo y kon su sombra. Kon su sombra. Por ke no podía ser yo el? Keria sentir lo ke el sentía. Al verle, pude notar ke yo estaba sonriendo. Teodoro se volvió a sentar. Parecía flotar en el agua. La luz de una portátil hacia a la tenue sombra parecer mas grande. Se tumbo en el suelo keriendo abrazarla. Pude percibir eso, al menos. Pude sentir. Apagó la luz. La sombra esta vez lo abrazo, lo redeó por kompleto para perderse, y solo limitarse por las paredes del cuarto. Afuera korria una brisa, leve, pero sacudía mi pelo hacia la izkierda. Lo akomode hacia atrás y me puse la capucha. Ya no veía a Teodoro, komenzé a temer ke el me pudiera ver a mi. No sabia si dormía, o seguía observando kallado. Pero estaba sumergido en su sombra. Su gigante sombra. Absorbido, flotante, solo. Su siempre sombra. Kreo ke mi sombra hubiese kerido kedarse allí. Al igual ke yo. Meti las manos en el bolsillo y pegué la vuelta. Y kaminé kon mi sombra a kasa, por primera vez, percatándome de ke fue ella kien me akompañó siempre.






jueves, noviembre 03, 2005

emmmmmmmmmm

el amor es ciego
dios es amor
dios es ciego
steve wonderses ciego

steve wonders es dios
nadie es perfecto
dios es perfecto
a mi me dijieron ke yo era nadie
yo soi perfecta!
yo soi dios
yo soi steve wonders
oh por dios! yo soi ciega!